Los Durruti

Durruti querido... pero lejos
Un libro sobre la familia Durruti, del leonés Reñones, se presenta en Barcelona y Zaragoza.

Buenaventura Durruti es el leonés más importante del siglo XX, pero en León se le sigue teniendo miedo a su figura o los políticos
leoneses ‘se la cogen con papel de fumar’ con él, el caso es que siguen sucediendo cosas extrañas, injusticias... Hace años que se dijo que le iban a poner una escultura, que poca gracia le haría a él, y todo quedó en el olvido”, comentaba hace unos días José Antonio Martínez Reñones, escritor y editor de Lobo Sapiens, en la presentación de otro libro.

Y realizaba este comentario porque acababa de sumar otra anécdota más a los olvidos sobre ‘los Durruti’. Ha escrito el libro titulado ‘Los Durruti. Apuntes sobre una familia de vanguardia’ y se encontró con la indeferencia de León y las ganas de recibir el libro en Zaragoza y Cataluña (Barcelona), donde lo ha presentado el pasado domingo y ayer lunes.

En la presentación estuvo acompañado de uno de los miembros de la familia, Manuel Durruti Cubría, que es quien alguna vez ha contado la significativa presencia de esta familia en León.

En enero de 2008 escribía un artículo sobre Durruti y en él explicaba la biografía del líder anarquista y el origen de esta familia. “José Buenaventura Durruti Domingo nació el martes 14 de julio del 1896, en el barrio leonés de Santa Ana; León ciudad. Era el segundo hijo del matrimonio: Anastasia Domingo Soler y Santiago Durruti Malgor.

Los Durruti, así se les llamaba en León, procedían del pueblo de Bonloc, en la provincia de Laburdi (Navarra francesa); los Malgor eran de Navia (Asturias). La familia de Anastasia procedía de Gerona”.
Recordaba Manuel que el desarrollo industrial de la época propició la llegada de esta familia a León, sobre todo por la importancia que adquirían las nuevas formas de comunicación. “Se había construido y se construían los Caminos de Hierro del Norte (El Ferrocarril). En los talleres de carpintería de esta empresa trabajaba su padre (de Buenaventura) Santiago Durruti, carpintero de profesión. Antes Santiago (padre) había trabajado de curtidor, pero debido a la huelga de curtidores, antes de ceder, prefirió no volver a ejercer ese oficio

Era León una ciudad de 15.000 habitantes y toda la provincia tenía 386.000. “En León vivían: Santiago Durruti con sus 8 hijos, 7 varones y una mujer. Ignacio Durruti con 7, de los cuales 4 eran varones (uno de los hijos Bonifacio Durruti Rabadán es la víctima de Zaragoza, descrita por el profesor Casanova. La esposa de Bonifacio, embarazada, pedía cuando la fusilaron que también fusilaran a su hija de pocos años, pues no quería dejarla en un mundo de asesinos) y 3 mujeres.

Mariano Durruti el consejero y padre de todos, no tuvo hijos. La hermana Elvira Durruti, con un hijo: Luis Aller Durruti. No contamos los primos por parte de los Malgor Feijoo ni los de la parte de la madre Anastasia, que tenía un hermano. Es decir que esta familia era parte importante del censo de la capital”, recuerda Manuel Durruti.

A todos ellos se refiere este libro que, tal vez, algún día sea presentado en la ciudad donde vivían.

Los Durruti: apuntes sobre una familia de vanguardia”

De José Antonio Martínez Reñones

(La Librería de El Sueño Igualitario, 07-04-2009)

Se puede adquirir al precio de 20 euros a través de La Librería de El Sueño Igualitario.
http://www.cazarabet.com/lalibreria/
libreria@cazarabet.com
Tlfs.978 849970-686 110069
384 páginas

Un militar histriónico y sanguinario, Queipo de Llano, en plena Guerra Civil afirmó que con los Durruti había que hacer una hoguera y acabar con todos ellos de raíz.

Esta afirmación hecha desde la radio de Sevilla llevó al ocultamiento, durante unos días, de buena parte de la familia Durruti. En concreto, el doctor Manuel Durruti Cubría recuerda con sumo agradecimiento la acogida que de él, su hermana y su madre realizaron los Revenga; un apellido leonés ilustre y poco sospechoso de causas revolucionarias.

Durante más de un siglo el apellido Durruti ha sido determinante para su portadores, que hasta no hace mucho, han sentido la desconfianza y la discriminación por este designio genealógico. Apellidarse Durruti ha sido un estigma; para la mayoría del clan, honroso, pero también ha habido quien lo ha ocultado hasta donde ha podido.