jueves, 14 de junio de 2012

Templarios en Toro






El término municipal de Toro se localiza en el noroeste de la Península Ibérica en la submeseta norte a orillas del Río Duero, cuyo cauce atraviesa su término de este a oeste. La ciudad se sitúa en un cerro elevado sobre la vega del Duero. También recorren su término los ríos Guareña y Hornija, así como los arroyos Bajoz y Talanda.

La Iglesia de San Salvador de los Caballeros en Toro (provincia de Zamora, España) es una obra de principios del S. XIII, de estilo románico-mudéjar. El templo perteneció a los Templarios hasta la extinción de los mismos, momento en el cual se convirtió en parroquia.[1] En la actualidad es un museo de arte sacro donde se guardan piezas que han ido llegando de las distintas parroquias cerradas o bien con pocas posibilidades de custodia



Fue edificada en los primeros años del siglo XIII por los monjes templarios que poseían en Toro otras dos iglesias, la de Santa María del Temple y Santa María la Nueva. Los documentos atestiguan que antes de la disolución del Temple en 1312, la iglesia ya estaba regentada por el clero secular. Durante siglos fue parroquia del barrio hasta que en 1896 perdió ese uso y se fue deteriorando hasta llegar a un estado lamentable. El 18 de mayo de 1929 la iglesia fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, lo que la salvó de la ruina pues se ocuparon de ella en alguna medida. Después se hicieron varias obras de restauración y consolidación y finalmente la Junta de Castilla y León se ocupó de reestructurarla para dedicarla a museo de imágenes y piezas medievales.


Estas tres paginas han sido escaneadas del libro Arquitectura templaria castellano-leonesa de Javier Castán Lanaspa cuyo libro tuvo a bien prestarme su hermana y gran amiga mia  Orosia.


Existía una torre más antigua, en talud (que hoy está desmochada) por lo que su planta fue acondicionada a ella, haciendo más corta la nave sur, reducida a un solo tramo.




Está estructurada en tres naves, con las laterales abovedadas, finalizadas en ábsides precedidos de tramos presbiterales rectos. El ábside central de la cabecera prevalece tanto en planta y altura como en ornamentación respecto a las laterales.

En el exterior, la cabecera se reviste con arquería ciega y doblada con nueve arcos semicirculares sobre los que van tres franjas de ladrillo en vertical, además de un friso de esquinillas, seguido de una cornisa de nacela y un alero, todo ello común a la manera de construir del mudéjar; en tres de los arcos semicirculares se disponen saeteras bajo arcos de medio punto. En las laterales se ordenan de similar forma, salvo con una sola saetera y banda a sardineles sobre el trasdós de sus seis arcos. Las arquerías se disponen asimismo en el hastial Oeste, donde se abre una puerta de arco, flanqueada por tres arquivoltas sobre jambas escalonadas con impostas de nacela, y un friso de sardinel entre dos de esquinillas en el trasdós.

Al interior, la cabecera presenta dos arquerías semicirculares, separadas por un friso de esquinillas, la superior adjunta al friso sardineles y cornisa de nacela; las cubiertas son de bóvedas de horno para los semicírculos y de cañón apuntados para los tramos rectos.

En el siglo XIV se conocía este templo con el mote de el pintado, porque todos sus muros interiores estaban pintados en estilo mudéjar y con temas de la época como losanges, lazos, ladrillos pintados, etc. En el siglo XVI se modificó gran parte de las pinturas, cambiando con las nuevas tendencias renacentistas. las pinturas del ábside central son barrocas, con el Padre Eterno y los Evangelistas y se remiten a las reformas del siglo XVII.




La Iglesia del Santo Sepulcro es un templo ubicado en Toro (Zamora).[1] Fue la sede del vicario general de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén hasta el siglo XV que pasa a la Orden de Malta. En su interior destaca la figura del Cristo barroco de la Expiración y varios de los principales pasos de la Semana Santa.


Se encuentra ubicada en la Plaza Mayor justo enfrente del edificio del Ayuntamiento. Es una iglesia que posee una planta de tres naves con varias capillas absidiales semicirculares, y una torre desmochada a la vera de la nave norte, construida en el siglo XII. La iglesia se encuentra encajada entre varios edificios y no permite observarse en su totalidad. La Iglesia ha sufrido diversas reformas y el hastial es del siglo XVI.

Fue la primera ciudad donde se reconoció a Fernando III como Rey de León.














Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta



Lema: Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum (defensa de la Fe y ayuda a los pobres)

Himno: Ave Crux Alba
Capital Sede en Roma
Idioma oficial italiano
Gentilicio Ninguno
Forma de gobierno Monarquía electiva
• Fecha c. 1098

La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos. Nació dentro del marco de las cruzadas y desde un principio, junto a su actividad hospitalaria, desarrolló acciones militares contra los ejércitos musulmanes árabes, y más tarde también turcos.[1] En la actualidad es reconocida internacionalmente por las naciones como un sujeto de Derecho internacional. Su sede central, que ha cambiado de sitio en varias ocasiones, se encuentra en la ciudad de Roma, Italia, en la Via dei Condotti cerca de la Plaza de España. Ese edificio y el Palacio del Aventino, que funciona como su embajada ante la Santa Sede e Italia, tienen estatuto de extraterritorialidad.

Los orígenes de la Orden se remontan a 1084 cuando mercaderes de Amalfi fundaron en Jerusalén un hospital para peregrinos. El proyecto contó con la aprobación del gobierno del califa Husyafer, que les otorgó una licencia para construirlo junto a la iglesia del Santo Sepulcro. El lugar fue consagrado a San Juan Bautista, razón por la cual su nombre completo fue Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén. El padre superior del monasterio, Gerardo Tum, es conocido como el fundador de la Orden de Malta.



Fue la primera ciudad donde se reconoció a Fernando III como Rey de León.


En Toro nació el rey Juan II de Castilla y León.

Se libró la batalla de Toro entre los Reyes Católicos y los partidarios de Juana la Beltraneja, liderados por el rey Alfonso V de Portugal, decisiva para la resolución de la Guerra Civil, y en la que vencieron los primeros.

Fue la ciudad donde se desterró al Conde-Duque de Olivares por el rey Felipe IV (1643), muriendo en esta misma ciudad.

Durante decenas de años, y hasta el siglo XIX, dio nombre a la provincia a la que pertenecía.




Toro


Tiene su origen en la ciudad de Toro. Según el cronista Diego de Urbina, sus progenitores fueron descendientes del rey de Castilla don Fernando I, quien tuvo por hijo a don Martín Fernández de Toro, aunque su autenticidad histórica es bastante dudosa. Parece ser que el apellido no es castellano, ya que las casas más antiguas aparecen en Extremadura, Madrid y Montaña de Santander. De las casas extremeñas, una se apellidó Toro Zambrano, y tuvo su asiento en Fuente del Maestre, partido judicial de Zafra. Otra llamada Toro-Vargas, se aposentó en Burguillos de Zafra, y otra en Madrid, se apellidó Toro-Mazote.



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