domingo, 22 de agosto de 2010

Urones de Castroponce Osario

La iglesia parroquial de la localidad vallisoletana de Urones de Castroponce tiene una cruz confeccionada con cráneos humanos, la mayoría de niños. ¿Quién la hizo? ¿Y con qué finalidad?
Dicen que “la muerte está tan segura de ganarnos que nos da toda una vida por ventaja”. Hermosa y certera frase que en algunas localidades quieren que sea algo más que un recordatorio. En España, sin ir más lejos, esas localidades existen. Nunca se sabe en qué momento nos podemos encontrar con un nuevo misterio. Un día de julio del año 2005, antes de que se representara Fray Gerundio de Campazas alias Zote en el salón de Cultura de Valdescorriel, el alcalde de Urones de Castroponce, Raúl Gómez Paniagua, protagonista además de esa obra teatral, se me acercó y me dijo que en la iglesia de su pueblo había una cruz elaborada con cráneos de niños. Y añadió las dos palabras mágicas: “¿Quieres verla?”.

CRÁNEOS INFANTILES

Urones está situado a 77 km de Valladolid, a cuya provincia pertenece. Tiene en la actualidad unos 150 habitantes censados y, a pesar de ello, su actividad cultural es más activa que en otras localidades limítrofes con mucha más población. De hecho, han construido el corral de comedias de Anuncia, donde se celebra todos los años un festival de teatro alternativo único en toda Castilla y León. Nada más llegar me dirigí a la parroquia de El Salvador, donde me esperaba Raúl Gómez. Bordeamos el templo por el exterior hasta pararnos en un lugar concreto. Me señaló entonces una cruz-osario, de un metro de altura aproximadamente, incrustada en el adobe de la pared de la iglesia. “Sorprendente”, musité. Está elaborada con unos 50 cráneos muy deteriorados distribuidos en una cruz latina con basamento triangular. La hilera vertical está compuesta por 13 cráneos y la horizontal, por nueve. En la peana tronco-piramidal faltan algunas calaveras, y sigue una secuencia descendente de cinco, cuatro, tres, dos y uno, como si de un crucero de piedra se tratara, lo que nos pone sobre la pista de sus posibles intenciones. El crucero, al igual que los vía crucis, es un símbolo de la religiosidad popular de los siglos XVII y XVIII. En la parte inferior de la cruz ósea debería haber once cráneos (incluido el del eje vertical), pero faltan dos. Según datos de su alcalde, la pared de la iglesia de Urones se desconchó a principios del siglo XX. Los más viejos del lugar ya conocían esa cruz y también sabían que estuvo tapada durante mucho tiempo. La pared de la iglesia es de adobe y tapial, y los cráneos –que por su tamaño deben pertenecer a niños– están asentados con barro. Calaveras casi destrozadas, y no por el transcurso del tiempo, sino por el vandalismo de los propios vecinos del pueblo de antaño, que lanzaban piedras o disparaban perdigones contra ellas. En su ingenuidad, no veían la importancia histórica y simbólica que esta cruz podría tener para el pueblo. Ahora es el momento de reivindicar su memoria y poner en claro su origen.

PRESENCIA TEMPLARIA

¿Qué finalidad podía tener una cruz así en ese lugar? ¿De qué época data? Hay opiniones para todos los gustos: desde que era una costumbre de los templarios para infundir temor y respeto hasta que los cráneos pertenecen a una familia concreta. En Becilla de Valderaduey, a 10 km de Urones, hubo una casa templaria y Urones poseía numerosos bienes inmuebles que eran administrados desde la capellanía de Ponferrada, pero una cruz de estas características nada tiene que ver con la presencia de la orden de los caballeros templarios. Al enterarse de la existencia de esta cruz, el profesor de Antropología de la Universidad de Valladolid José Luis Alonso Ponga comentó que tal vez se trata de la herencia de alguna cofradía de ánimas que, de esta manera, mostraba su poder sobre los feligreses para conseguir rezos y limosnas. Podría ser, pero mi opinión es algo diferente. No cabe duda de que uno de los mensajes que transmite un objeto así es avisarnos de la fragilidad de la existencia, lo de “hermanos, morir habemus”. Pero nos está diciendo algo más. Analizada la cruz con detalle y teniendo como referencia la antigüedad de la iglesia de El Salvador –de estilo mudéjar, del siglo XVI, de una sola planta, hecha de ladrillos y adobe–, los datos indican que la cruz fue incrustada con posterioridad en el edificio. Sugiero la teoría de que se trata de una cruz penitencial que se hizo después de una epidemia –de las muchas que hubo entre los siglos XVI y XVII– en la que murieron los más débiles, es decir, los niños y los ancianos. La muerte de infantes en una localidad cuya población no era muy numerosa tenía efectos catastróficos. El miedo, la devoción y la superstición motivaron que se ofrecieran misas, se promovieran procesiones y se levantaran cruces penitenciales en diversas partes del pueblo. En el caso de Urones parece existir una finalidad conjuradora. De ahí que fabricaran esta cruz con los cráneos de algunos de los desdichados fallecidos a modo de talismán protector con la idea de neutralizar el riesgo de otras epidemias (gripes o pestes) que diezmaran la población en el futuro.



SAN ROQUE Y EL VOTO DE VILLA

Un dato a tener en cuenta es que a mediados del siglo XVII hubo varias hambrunas y epidemias de peste negra que asolaron poblaciones de Tierra de Campos, entre ellas Becilla de Valderaduey. Tal fue así que entonces apareció el culto a San Roque y se creó el “voto de villa”, es decir, una promesa al santo si les libraba de la peste. Esta festividad se sigue celebrando cada 14 o 16 de agosto para rememorar ese luctuoso suceso. San Roque es uno de los santos más misteriosos del santoral cristiano. La iconografía hace de él un buscador del conocimiento como peregrino guiado por el perro, animal que en lenguaje simbólico representa un fiel guardián y un guía. La rodilla izquierda desnuda es originariamente una señal de reconocimiento, el símbolo de los constructores. Aun hoy los neófitos que ingresan en la masonería deben caminar sobre el enlosado ajedrezado del templo, con los ojos vendados y la rodilla izquierda descubierta, antes de ser investidos como aprendices. Se sabe que en localidades cercanas a Urones, como Cuenca de Campos o Fontihoyuelo (cuya iglesia está también bajo la advocación de El Salvador), pereció un tercio de su población, en su gran mayoría niños, además de buena parte del ganado, tan esencial en las economías agrícolas de estas zonas. También surgieron cofradías dedicadas a San Antón Abad, protector de los animales, santo iniciático que no por casualidad es el patrón de Urones. ¿En qué fecha se construyó la cruz? Sabemos que en 1647 se inició una de las mayores epidemias de peste, que finalizó en 1652.

Entre otras cosas en el pueblo hay estas figuras que llaman la atención en la entrada del pueblo.


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